Ya en el
Libro – Guía de la ruta avilista baezana hubo ocasión de hablar en la “ruta de
los conventos” del de San Antonio y de las
relaciones espirituales que surgieron entre el Maestro Ávila y sor Isabel de la
Cruz, hermana del arzobispo Dávalos, por haber profesado aquí en este convento
cuatro años antes que el Maestro Ávila viniera a Baeza.
El maestro
Ávila no la olvidó, antes bien en la primera ocasión que se le presentó se valió
de ella junto con otras dos monjas para reformar el monasterio de la
Encarnación de Granada, reforma que empezó a fraguarse con la visita del
maestro Ávila en la octava del Corpus de 1542, siendo reconocida por unanimidad
como abadesa de la comunidad.
El
acontecimiento singular celebrado el pasado sábado día 12 de octubre en el
convento de San Antonio
La emotiva celebración tuvo lugar
en el monasterio de san Antonio días pasados, ante una gran cantidad de fieles cooperadores
y benefactores delas religiosas, en una ceremonia cargada de simbolismo
donde la joven novicia vestida de novia y acompañada por sus padrinos,
Francisco José y Maribel Sánchez Concha junto al altar se despoja del traje de
novia , joyas y adornos, simbolizando
que deja atrás todo lo mundano y terrenal, para vestir el austero hábito
franciscano y ser a partir de ese momento la esposa de Cristo, la Reverenda
madre Abadesa sor Carmen, siguiendo el rito, simbólicamente le corta el
cabello, y la postulante, públicamente manifiesta su deseo de tomar el habito,
y comenzar aí un camino como novicia que al cabo de los años culminará con su profesión definitiva como religiosa.
Me ha hecho
recordar la solicitud de la abadesa del monasterio de la Encarnación, antes
monja de San Antonio de Baeza, que ante la falta de dirección espiritual de sus
monjas, durante unos meses, encomendada a los religiosos de la Compañía de
Jesús, le faltó tiempo para hacerlo saber al Maestro Ávila, a lo que le
respondió tranquilizándola como recoge la carta 241: “…por eso le pido, y con instancia, que no pierda su paz y quietud,
que tan necesaria le es para tratar con Dios y con sus hijas. Y tenga su
confianza en nuestro Señor , que Él proveerá lo que más convenga”.
La
preocupación que le contagió la abadesa, hizo que el día 9 de abril de 1565 el
Maestro Ávila se dirigiera por carta ( nº 242 ) al arzobispo de Granada D.
Pedro Guerrero en estos términos: “Los
grandes deseos y llenos de santo celo, de la abadesa de la Encarnación…para que
ella y su monasterio mejor sirvan a nuestro Señor, me hacen dar esta ocupación
a vuestra señoría, suplicándole se adolezca de su pena….Vuestra señoría es el
padre…Procure beneficiar aquel monasterio… porque de allí se podrían sacar ,
COMO DE SEMINARIO, para muchas partes”.
Con razón el
Maestro Ávila le decía en la carta antes citada ( 241 ) a la abadesa: “le suplico crea que sé yo algo de estas
cosas; y por ventura más que vuestra merced”. La preocupación porque la
reforma llegase hasta los conventos y la fe ciega que en el monasterio tenía
que fuese SEMILLERO excepcional de donde poder sacar sabias y santas plantas
que poder trasplantar a otras partes para reevangelizar la cristiandad, era
paatente.
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