lunes, 28 de octubre de 2013

12 de Octubre de 2013 en el Convento de San Antonio de Baeza

Ya en el Libro – Guía de la ruta avilista baezana hubo ocasión de hablar en la “ruta de los conventos” del de San  Antonio y de las relaciones espirituales que surgieron entre el Maestro Ávila y sor Isabel de la Cruz, hermana del arzobispo Dávalos, por haber profesado aquí en este convento cuatro años antes que el Maestro Ávila viniera a Baeza.




El maestro Ávila no la olvidó, antes bien en la primera ocasión que se le presentó se valió de ella junto con otras dos monjas para reformar el monasterio de la Encarnación de Granada, reforma que empezó a fraguarse con la visita del maestro Ávila en la octava del Corpus de 1542, siendo reconocida por unanimidad como abadesa de la comunidad.

El acontecimiento singular celebrado el pasado sábado día 12 de octubre en el convento de San Antonio


La emotiva  celebración tuvo lugar en el monasterio de san Antonio días pasados, ante una gran cantidad de fieles  cooperadores  y benefactores delas religiosas, en una ceremonia cargada de simbolismo donde la joven novicia vestida de novia y acompañada por sus padrinos, Francisco José y Maribel Sánchez Concha junto al altar se despoja del traje de novia ,  joyas y adornos, simbolizando que deja atrás todo lo mundano y terrenal, para vestir el austero hábito franciscano y ser a partir de ese momento la esposa de Cristo, la Reverenda madre Abadesa sor Carmen, siguiendo el rito, simbólicamente le corta el cabello, y la postulante, públicamente manifiesta su deseo de tomar el habito, y comenzar aí un camino como novicia que al cabo de los años culminará con su profesión definitiva como religiosa.


Me ha hecho recordar la solicitud de la abadesa del monasterio de la Encarnación, antes monja de San Antonio de Baeza, que ante la falta de dirección espiritual de sus monjas, durante unos meses, encomendada a los religiosos de la Compañía de Jesús, le faltó tiempo para hacerlo saber al Maestro Ávila, a lo que le respondió tranquilizándola como recoge la carta 241: “…por eso le pido, y con instancia, que no pierda su paz y quietud, que tan necesaria le es para tratar con Dios y con sus hijas. Y tenga su confianza en nuestro Señor , que Él proveerá lo que más convenga”.

La preocupación que le contagió la abadesa, hizo que el día 9 de abril de 1565 el Maestro Ávila se dirigiera por carta ( nº 242 ) al arzobispo de Granada D. Pedro Guerrero en estos términos: “Los grandes deseos y llenos de santo celo, de la abadesa de la Encarnación…para que ella y su monasterio mejor sirvan a nuestro Señor, me hacen dar esta ocupación a vuestra señoría, suplicándole se adolezca de su pena….Vuestra señoría es el padre…Procure beneficiar aquel monasterio… porque de allí se podrían sacar , COMO DE SEMINARIO, para muchas partes”.



Con razón el Maestro Ávila le decía en la carta antes citada ( 241 ) a la abadesa: “le suplico crea que sé yo algo de estas cosas; y por ventura más que vuestra merced”. La preocupación porque la reforma llegase hasta los conventos y la fe ciega que en el monasterio tenía que fuese SEMILLERO excepcional de donde poder sacar sabias y santas plantas que poder trasplantar a otras partes para reevangelizar la cristiandad, era paatente. 

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