sábado, 7 de diciembre de 2013

ANTONIO CALDERÓN, BAEZANO INMACULISTA

El  baezano Antonio Calderón nació a finales del siglo XVI y estudió Artes, Filosofía y Teología en la Universidad de Baeza, donde después enseñó Filosofía. En 1621 fue becario del Colegio de Cuenca, donde tuvo gran reputación, enseñando en las cátedras de artes, escritura y Santo Tomás. Fue promovido lectoral de Salamanca, en 1638 le confirieron una canonjía en Toledo y poco después fue nombrado maestro de la Infanta María Teresa (posteriormente reina de Francia) y capellán mayor del real convento de la Encarnación. Renunció al obispado de la Paz en Perú. En 1653 fue presentado para el arzobispado de Granada, pero murió antes de que llegasen las bulas.


El fervor inmaculista  que el Santo maestro Juan de Ávila imprimió a la Universidad de Baeza aumentó la devoción a la limpia concepción de la Virgen que a Calderón le inculcaron sus padres desde sus primeros años.

Como él mismo reconoce a lo largo del capítulo 1º del libro que escribió sobre la Inmaculada “cuando su madre estaba a punto de darle a luz, a la puesta del sol, iba a la iglesia de la Concepción a rezar, porque había oído decir que las parturientas que invocasen a la Inmaculada Concepción, la Santísima Virgen les prestaría ayuda en el momento del parto. Narra así mismo  que en su barrio se encontraba el colegio de los jesuitas, donde su madre confesaba y comulgaba, y como estando en ese templo, sintió los dolores del parto. Allí se encomendó a la Inmaculada y al poco tiempo, trasladada a la casa, le dio a luz. Con una visión providencialista, Calderón recuerda que nació un 8 de octubre, memoria litúrgica de Santa Brígida, que en sus “Revelaciones” habla también de la Inmaculada Concepción.


Cuando en 1618 la Universidad de Baeza hizo el juramento de defender este misterio mariano, él, entre los maestros y doctores juró defender esta verdad de fe, siendo él el encargado de recoger en un libro las fiestas que con motivo de este juramento se celebraron entonces. Cuando en 1620 alcanzó el grado de licenciado repitió el juramento por segunda vez y por tercera al ser investido como doctor en teología el mismo año. Cuando en 1624 alcanzó el grado de bachiller en la universidad de Salamanca volvió a repetir el juramento e igualmente en la universidad de Toledo en 1629.


Desde su puesto en la corte de Madrid, se distinguió como uno de los más eficaces organizadores y coordinadores de las sucesivas campañas de la Monarquía, destinada a obtener de Roma la definición dogmática de la Inmaculada, que no se haría realidad hasta el 1854.

( tomado de un artículo del Dr. Martinez Rojas publicado en el catálogo   JUAN DE ÁVILA  El Maestro y su tiempo)

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