viernes, 20 de noviembre de 2009

18 de noviembre

En un ambiente muy familiar, debido al reducido número de asistentes Dª Filomena Garrido Curiel, secretaria de la Comisión, comenzó elogiando y agradeciendo el enorme esfuerzo que para adaptarse al auditorio había tenido que hacer el conferenciante para presentar el tema de más profundidad tratado en ambos ciclos como era: INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA EN LOS ESCRITOS DE SAN JUAN DE ÁVILA.



Al Rvdo. D. Manuel García Muñoz le sirvió de introducción las palabras de Juan Pablo II a los sacerdotes hablándoles de la actualidad de la doctrina de San Juan de Ávila por el dominio que tenía de la Sagrada Escritura.

Como gran reformador en su época, urge su lectura y estudio, no sólo a clérigos sino también a fieles (como recoge en los “Memoriales al Concilio de Trento”) para que se pueda dar la “conversión”.

Sus sermones, pláticas, cartas, están plagadas de citas bíblicas. Sus comentarios a las cartas de S.Pablo, en especial a los Gálatas y a la 1ª carta de S. Juan, son una continúa invitación a volver a beber de la Sagrada Escritura.

S.Ignacio de Loyola llega a decir de él, que es el “arca del testamento”; el P.Villoslada que “había oído a San Pablo, interpretando a San Pablo”. Con razón lo bautiza como el “San Pablo del siglo XVI”.



Interpreta la Biblia, adelantándose en el tiempo a lo que el Concilio Vaticano II dejara plasmado de una manera más sistemática y ordenada: - la “inenarrancia”, sentido literal y espiritual; método histórico-crítico; lenguaje práctico, alegórico y moral; el “sentido pleno” queda patente al ver como el Antiguo Testamento queda iluminado por el Nuevo Testamento; los pasajes:( “la parábola del samaritano”, “el Emmanuel”, los poemas del “siervo de Yhavé” - , por citar algunos, corroboran lo dicho. Su “canonicidad”; la Tradición; la Patrística; el Magisterio; los teólogos y exegetas; el “sensus fidei”; la analogía de la fe ; el método exegético…

Una gran lección magistral, difícil de seguir, si no se tienen principios elementales de introducción a la Sagrada Escritura.

San Juan de Ávila es el tesoro escondido y como tal, no conocido ni valorado lo suficiente.

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