No siempre se ha celebrado y
ha tenido el rango de solemnidad la Fiesta de la Inmaculada Concepción.
Cabe recordar que dicha fiesta tuvo su origen
en los monasterios de Palestina hacia el siglo VII. Los monjes de
oriente la incluyeron en sus liturgias; desde el siglo IX se celebraba el 9 de
diciembre; En algunos lugares de la Iglesia de occidente, también por influjo
de los monasterios, empezó celebrándose, desde el siglo XII, el 8 de diciembre.
Después que se superaran las principales polémicas
inmaculistas, porque los teólogos no llegaban a ponerse de acuerdo y por tanto
la Iglesia católica no quiso definir ni determinar que el pueblo cristiano
estuviese obligado a creer como cosa de fe, la limpia Concepción de Nuestra
Señora, sin embargo el hospital más grande que disponía la Ciudad de Baeza
estaba bajo la advocación de la limpísima Concepción de la Virgen Santísima
María.
Los Sumos Pontifices favorecieron
la creencia en la Inmaculada Concepción: SIXTO IV
adoptó la fiesta en 1476 para toda la Iglesia Latina. Las más
prestigiosas Universidades desde 1479 (Leipzig) defendieron sin fisuras, e
incluso con exigencia de juramento para sus profesores el misterio de la
Inmaculada Concepción: Así París (Sorbona 1496), Colonia (1499) y Valencia (1530); Le siguieron a partir de 1617 las Universidades de
GRANADA, ALCALÁ, BAEZA (a la que dedicaremos un articulo aparte), SANTIAGO,
ZARAGOZA, SALAMANCA, COIMBRA, MEXICO Y LIMA
entre otras.
S. JUAN DE ÁVILA, según la teología
de la época, va a influir poderosamente. Él afirma continuamente la fe sobre la
Inmaculada: “No nace en noche de pecado,
ni fue concebida en él” (sermón 61, 14). Su discípulo predilecto, DIEGO
PÉREZ DE VALDIVIA escribirá el primer
tratado teológico en castellano sobre la Inmaculada. ( a dicho tratado le
dedicaremos otro artículo )
En 1593 la Congregación General
de los Jesuitas emitió un edicto, haciendo oficial la doctrina inmaculista. Años
más tarde en 1617 PAULO V decretó que no debía enseñarse publicamente
que María fue concebida en pecado original. Muchas órdenes religiosas apoyaban
esta doctrina: Los franciscanos eligieron en 1645 como patrona a la Madre
Inmaculada. El Papa ALEJANDRO VII declaró en 1661 como objeto de fe (verdad
revelada por Dios) que María no fue tocada por el pecado original en el primer
momento de la creación de su alma y su infusión en el cuerpo.
Será en el año 1854 cuando el
Papa PIO
IX defina solemnemente el dogma
de la INMACULADA CONCEPCIÓN: “La Virgen
María, en el primer instante de su concepción, por singular privilegio y
gracia concedidos por Dios, en vista de
los méritos de Jesucristo, Salvador del linaje
humano, fue preservada de toda mancha de pecado original”.
Esto es, a grandes rasgos, lo que
se conoce en la Iglesia Católica como “evolución del dogma”. Una verdad de fe
contenida en el depósito de la Revelación (Sagrada Escritura y Tradición de la
Iglesia), que necesita del tiempo para darle forma y sea entendida
perfectamente.
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