lunes, 8 de julio de 2013

LA BAEZA QUE EL MAESTRO ÁVILA TRANSFORMÓ



En espera que se presente oficialmente el video que Francisca Cruz Cruz, profesora de diseño de la Escuela de Artes “Gaspar Becerra” ha confeccionado para deleite de propios y extraños, con la colaboración de Francisco Garrido que le ha puesto la voz, de Maria Rosa Galiano, que ofreció la música adecuada; de Baras,  Cristobal, Tornero, Narvaez y Curro que ofrecieron sus mejores instantáneas y con guión de Manuel Galiano y en espera que se pase a Youtoube , para que todo el que esté interesado pueda tener acceso a él, nos ha parecido oportuno que nuestro blogs disfrutara de su contenido, de forma abreviada y así fuera creando expectativas para verlo detenidamente y saborear el buen gusto con que la autora, haciendo galas de su destreza, trata de deleitarnos.


Desde aquí nuestra enhorabuena y nuestras más sinceras gracias en nombre de todos los baezanos que se congratulan al contemplar un trabajo hecho desde el corazón, aportando un grano de arena más en el hacer patria chica.



Baeza, rica y próspera desde la época de su reconquista por Fernando III,  debido a una extraordinaria actividad comercial y agro ganadera,  no podía levantar cabeza debido a las disputas internas y sangrientas entre “ Benavides” y “Carvajales”. Se trataba de una verdadera guerra civil, pues todos los baezanos de entonces, estaban alineados con uno u otro bando. 


Tan insostenible era la situación que la Reina Isabel la Católica ordenó en 1475 derribar el Alcázar y las principales torres de las murallas,  y si esto fuera poco, el levantamiento de unos  nobles en contra del emperador Carlos V   y de sus adictos, los Carvajales provocó nuevos enfrentamientos sangrientos, con todo lo que llevó consigo de degeneración, hambre, orfandad, viudedad, pobreza, enfermedades,  sequías, pestes.


Así las cosas, en otoño de 1539 aparece en escena el Maestro Juan de Ávila, pletórico de fe, lleno del amor de Dios, que se le había manifestado especialmente en Cristo crucificado, y con las dotes extraordinarias que poseía, estaba dispuesto a darlo todo, con tal de que estas gentes conocieran el amor que Dios a todos tiene y a todos alcanza.      

                                         
“Estando el ambiente que ardía, sucedió que  queriendo saludar a un hombre le dijo: ¡El Señor sea con vuestra merced! Y tuvo como respuesta que el tal hombre echando mano a la espada, le respondió: ¿cual Señor? ¿el de Jódar o el de Jabalquinto?. Esto le dolió mucho y dio muchos gemidos viendo la ceguedad y el poco conocimiento de Dios que había en esta tierra.” (Maestro Pedro de Lomas)


A su llegada, la primera tarea que acomete el Maestro Ávila es la de poner paz en la ciudad, llegando a decir su biógrafo fray Luis de Granada.
“Lo que no había podido hasta entonces el brazo del Rey, lo pudo el de este pobre clérigo, ayudado de Dios.” 


Una idea tenía clara que le acompañará toda su vida: El futuro de la sociedad está en la formación de los niños y de los sacerdotes y no cesará en su empeño.
Se alojó  en el convento del “Sancto Spiritu”  ofreciéndole en el claustro inferior un lugar donde poner en práctica la formación de los niños pobres, huérfanos y abandonados.


El “Maestro Ávila”, conocedor que un año antes, el Papa PAULO III a instancias de Rodrigo Lopez, clérigo baezano había expedido una “Bula fundacional” para crear una Academia donde forjar a nuevas generaciones, lo vio como providencial. Sus pretensiones de educar y formar cristianamente, desde el más pequeño al más responsable de la sociedad y de la Iglesia, se podrían llevar a cabo a la sombra de esta fundación pontificia. El Papa lo nombró “Administrador” de esta institución. La Academia fue transformándose y ampliándose en poco tiempo hasta albergar  las Escuelas Mayores y Menores, llegando a obtener el rango universitario.


 Al frente de ésta, el “Maestro Ávila” puso a sus discípulos más sabios y santos que había venido forjando o que se le habían sumado sobre todo durante su estancia en Córdoba y Granada. Los universitarios fueron creciendo en sabiduría, en valores y en el santo temor de Dios.


 Llegado el 21-XI-1548, estando el plantel de profesores debidamente  preparado, el “Maestro Ávila” desde Zafra, otorga poderes a su discípulo Bernardino de Carleval para que se pueda hacer la “Colación de Grados” facultando así a  los profesores, otorgar los títulos académicos.


La universidad estaba ya constituida. Una universidad PASTORAL. Los alumnos, antes de graduarse, habían de superar la prueba en el arte de predicar por los pueblos cercanos. Su fama y pujanza  de todos conocida,  hace que las Órdenes Religiosas Reformadas opten por fundar en Baeza,  para que los religiosos se formen en esta universidad. Así: Los Trinitarios: teniendo por superior a San Juan Bautista de la Concepción; los Carmelitas a San Juan de la Cruz...


El “Maestro Ávila” llevado de un entrañable amor a Dios y a los hombres, no podía hacer dejadez de funciones. El “Apóstol de Andalucía” con su cálido verbo e invadido por el Espíritu del Señor, no dejaba pasar ocasión para dirigirse a gentes de toda clase y condición, predicando en plazas, iglesias y calles, con el fin de acercarlos a Dios,  haciéndoles recapacitar y promoviendo un cambio profundo en sus vidas.


El púlpito de la Catedral y los de las parroquias de San Pablo y San Andrés, por citar algunos, son testigos mudos de la predicación, dando fe de ello, los que allí estuvieron o los que lo oyeron de sus padres. Bernabé Ruiz nos dirá:
 “Conocí de joven estudiante en Baeza al Santo Maestro y le oí algunos sermones en la Iglesia de San Andrés y cuando el dicho Venerable Padre Maestro predicaba , le seguía todo el pueblo, por su mucha virtud  y buena y santa doctrina de la que se seguía mucho provecho.”


Y el Licenciado Miguel de Valcarcel, clérigo y feligrés de San Pablo nos dirá.                
“Mis padres oyeron aquí muchas veces al Venerable Maestro, siendo Prior Asensio de Molina, haciéndose en esta parroquia fiestas solemnísimas al Santisimo Sacramento.”


Promovió el culto de adoración al Santísimo Sacramento. En la Fiesta del “CORPUS” y su OCTAVA insistió sobremanera, para que arraigara profundamente en el pueblo llano.
“Acérquense los devotos cristianos, honrándole tan de corazón que echen delante de Él la ropa en el suelo, como hicieron los que iban con Él el día de Ramos. Mirenlo con mucho amor y adorenlo con gran reverencia los que están en las calles y desde sus puertas y ventanas.” (sermón 37).


El amor y la devoción a la Madre de Dios lo inculcarán hasta el punto de decir:             
 “Quién no tiene devoción a la Virgen, no descanse hasta que la halle. ¿Qué haré para tener devoción a la Virgen?; ¿no le tenéis devoción? Harto mal tenéis; harto bien os falta; más quería estar sin pellejo que sin devoción a María.” (Maestro Ávila).


A su Cristo crucificado del Santuario de La Yedra, que tanto fervor le inspiraba, peregrinará muchas veces, ya que solo el contemplarlo, recobraba fuerzas para seguir  su apostolado fecundo.
 “¿Quién es aquel que te ama y no te ama crucificado? En la cruz me buscaste, me hallaste, me curaste y libraste y me amaste, dando tu vida y sangre por mí; pues en la cruz te quiero buscar  y en ella te hallo, y hallándote me curas y me libras de mí, que soy el que contradice tu amor, en quién está mi salud.” (S. Juan de Ávila).


La visita a los pobres, presos, enfermos, ocupaba un lugar preferente en su vida. Lo inculcó en sus discípulos y colegiales hasta el punto de escribir al Concilio de Toledo:
 “Téngase gran cuenta en los hospitales con los pobres para mirar por sus vidas y adoctrinar sus almas y que haya personas de probada vida y providentes que se encarguen de este ministerio y será fácil hallarlos porque hay muchos que quieren emplearse en servicio del Señor en semejantes obras.” ( M. Ávila al Concilio de Toledo).


Reformará los estatutos de algunas cofradías ya que habiendo olvidado el fin primordial para el  que fueron creadas, no atendían debidamente al pobre, al enfermo y al necesitado.

Es más, se hará presente a través de sus escritos en Trento para que el Concilio que allí se celebra, le recuerde a obispos y sacerdotes; a  reyes, príncipes, nobles y dirigentes de los pueblos que es preciso un cambio de vida, una reforma de costumbres que alumbre una sociedad más justa y una Iglesia más acorde con el Evangelio.


SUS DISCÍPULOS:”su alegría y su corona”, dedicados a formarse y a formar, los fue orientando para que fueran fieles a la llamada interior: Unos permanecieron al frente de la universidad y de los colegios por él fundados, misionando los pueblos cercanos. Otros ocuparon parroquias con la sana intención de ser “solo” sacerdotes. (Ahí tenemos el testimonio de Bernabé de Hortigosa, presbítero, vecino de Jaén, que durante nueve años acompañó al maestro Luis de Noguera hasta que murió.


“El Maestro Luis de Noguera, Prior que fue de la Santa Cruz de Jaén más de treinta años, perseveró en el puesto indicado con humildad y entrega. Habiendo podido situarse en puestos elevados, cumplió escrupulosamente la obligación de cura; lo fue “de verdad” y no “de nombre”, varón santísimo en letras y santidad que se preciaba de ser discípulo del Venerable Padre Maestro.”
Se llegó a decir:
“Tiene este Obispado la clerecía más docta y más religiosa que hay en España, por razón de las dichas escuelas”. (Rodrigo del Moral)


Otros se hicieron Jesuitas, otros Carmelitas,...Hay quienes fundaron Hospitales, e incluso misionaron en tierras lejanas y quién evangelizó Cataluña. Este último fue Diego Pérez de Valdívia de quién se dice:
 “Era parecido en todo a su gran maestro a quién procuró imitar y lo consiguió felizmente. Heredó su espíritu doblado, alcanzó un magisterio y una doctrina tan sólida que se puede seguir sin temor a errar. La santidad, las letras, la edad, la experiencia, el haberse criado al lado del padre Maestro Ávila y una gran luz de Dios le hicieron prudentísimo.” (Luis Muñoz)


Y así podíamos seguir enumerando....
A la vista de estas “obras verdaderamente grandes” su biógrafo no dudó en  considerarlo un baezano más
 “La larga habitación del  Venerable Maestro Juan de Ávila, predicador apostólico de Andalucía y sus obras verdaderamente grandes en Baeza, le hicieron natural de ella, por tal le tenemos, aunque nació en la villa de Almodóvar del Reino de Toledo.” (Luis Muñoz)


Su obra perdura entre nosotros, teniendo como máximos exponentes el Instituto de la Santísima Trinidad, asentado en el nuevo edificio universitario que se inauguró en 1595 siendo Rector su discípulo el Doctor Pedro de Ojeda, y fruto de las reivindicaciones universitarias llevadas a cabo el siglo pasado que concluyeron con la erección  de la Sede de la Universidad Internacional de Andalucía, ubicada en el palacio de Jabalquinto y en el Seminario Conciliar.


Nosotros al congratularnos en el momento presente por ser proclamado “DOCTOR DE LA IGLESIA” no podemos menos que reconocer que la BAEZA “nido real de gavilanes” es la  CIUDAD DE SAN JUAN DE ÁVILA - RELICARIO DEL SANTO MAESTRO. 


¡PEREGRINA! ¡HAZ LA “RUTA AVILISTA BAEZANA”! TE ENCONTRARÁS CON LA BAEZA QUE EL MAESTRO ÁVILA  SUPO TRANSFORMAR


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